
Un día, el semáforo le contó su sueño a una señal de ceda el paso que había plantada junto a él. La señal se lo contó a una farola, la farola a un paso de cebra, el paso de cebra a un punto kilométrico y el punto kilométrico se lo contó a la línea continua que se perdía a lo lejos por la carretera.
Entre todos, convencieron a una hormiga, para que sobre un gorrión amigo suyo, volase hasta el lugar donde el río se unía al mar.
Al regresar, la hormiga les contó aventuras y miles de historias.
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